Universidad de Zaragoza.

Carlos I firmó en las Cortes de Monzón, el 10 de septiembre de 1542, un Privilegio que elevaba el Estudio de Artes de Zaragoza al rango de Universidad general de todas las ciencias.

Diversas circunstancias demoraron la inauguración de la docencia hasta el 3 de septiembre de 1582, cuando Pedro Cerbuna, prior de San Salvador de Zaragoza, aportó los medios necesarios para garantizar su funcionamiento.

La Universidad de Zaragoza ha de poner a disposición de los estudiosos los ricos fondos bibliográficos que atesora desde los años fundacionales, en el último tercio del siglo XVI.

En los cuatro siglos transcurridos ha acrecentado este patrimonio cultural mediante adquisiciones sostenidas con sus presupuestos y por la integración en sus bibliotecas de fondos provenientes de otras instituciones eclesiásticas y laicas.

La Universidad del siglo XXI se considera depositaria y gestora de una riqueza que quiere poner al servicio de toda la sociedad por cuantos medios encuentra a su alcance.

Desde 1583 se cursan en sus aulas estudios de Derecho. El cultivo de esta ciencia, tan prolongado en el tiempo, ha dejado en sus anaqueles miles de volúmenes dedicados a ella. En particular, custodia la Universidad ejemplares de prácticamente todas las obras impresas dedicadas al Derecho aragonés. Muchas de ellas se imprimieron en la ciudad de Zaragoza, en imprentas que frecuentemente mantenían vínculos profesionales con la Universidad o trabajaban para ella. Multiplicar ahora virtualmente sus páginas para ponerlas a disposición de un público potencial tan amplio como disperso en el ancho mundo, parece continuación de sus quehaceres tradicionales de propagación de la cultura, ahora con los medios que las modernas tecnologías ponen a nuestro alcance.

Parte de los libros que ahora se integran en la Biblioteca Virtual de Derecho Aragonés fueron escritos por catedráticos o profesores de su claustro. Es bien conocida la participación de algunos de ellos de los tiempos más recientes, como Casajús, Gil y Gil y Lacruz Berdejo, maestro de civilistas y de foralistas, en el estudio y las tareas legislativas del Derecho aragonés. Pero en todos los siglos han engrandecido las cátedras de la Universidad de Zaragoza profesores y publicistas entre los más descollantes en la historia de nuestro Derecho, como Andrés Serveto de Aniñón en el siglo XVI, José Sessé, Jerónimo Portolés y Pedro Calixto Ramírez en el XVII y Gil Custodio Lissa y Guevara en el XVIII.

Sus obras, junto a las de todos los que escribieron sobre Derecho aragonés, emprenden ahora nuevas andanzas llevadas en imágenes virtuales hasta donde puedan llegar –que son todos los meridianos terrestres– los nueve discos en que se encierran 300.000 páginas.

Con sumo gusto ha contribuido la Universidad de Zaragoza aportando sus libros y sus locales a este proyecto cultural, que concierta las voluntades del Gobierno de Aragón, las Cortes, el Justicia, Ibercaja y la Caja de la Inmaculada.

La Universidad de Zaragoza, enraizada en una ciudad que fue capital del Reino, nunca quiso ser localista. El Derecho aragonés, de indudables raíces populares, es un Derecho culto y erudito, a la altura del mejor Derecho europeo. La Universidad contribuye, a través de BIVIDA, a que el Derecho aragonés y su historia sea mejor conocido en un mundo sin fronteras.

Felipe Pétriz Calvo
Rector de la Universidad de Zaragoza