280 El Fuero de Jaca. Estudios VICENTE BIEIZA DE ORY desarrollo urbanístico de la época ha sido muy bien estudiada por Passini'4 y sobre todo por Betrán'5, y en ellos nos apoyaremos (fig. 5). El comienzo y el fin del fuero se refieren a la voluntad regia de crear una capi- tal cristiana abierta al mundo: In nomine Domini nostri Ihesu Christi et indiuidue Tri- nitatis Patris et Filii et Spiritu Sancti, amen. Hec est carta auctoritatis et confirmatio- nis quam ego Santius, gratia Dei Aragonensium rex [et Pampilonensiuml, facio uobis notum omnibus hominibus qui sunt usque in orientem et [h ] occidentem et septemtrio- nem et meridiem, quod ego molo constituere ciuitatem in mea uilla qui dicitur Iaha. Sancho Ramírez concede fueros a los pobladores de la ciudad de Jaca, después de prestar vasallaje a la Santa Sede, con el ánimo de fundar una capital como rey de los aragoneses (los pamploneses ya tenían la suya) sobre su villa de Jaca, de vocación universal en el orbe cristiano, por lo que se dirige a todos los hombres, de los cuatro puntos cardinales. Continuando la línea de su padre, Sancho Ramírez quiere dotar de capital al pequeño reino aragonés, que no contaba con ninguna ciudad, frente a un rei- no de Pamplona que ya la tenía. Después de conseguirla sede episcopal para Jaca, con- dición necesaria entonces para reconocer una villa como ciudad, se propone atraer po- blación de allende el Pirineo, ofreciendo una serie de ventajas a lo largo del resto del fuero, cuestión de la que luego nos ocuparemos. Dentro del documento otorgado el rey se refiere a elementos cortesanos como su palacio, su carcelero y su merino. El palacio real en esta época de paz se traslada del castillo al centro sur del ensanche, lo que es la Torre del Reloj. El final del documento, amenazando con la excomunión al que rompiere el fue- ro es propio de un rey que toma su fuerza de Roma, a quien el papa Alejandro II ca- lificó como Sancius rex Hispaniae, que sustituye el rito mozarabe por el romano y que conecta con los obispos y monjes del país galo: Et quicumque uoluerit istam cartam quam facio populatoribus Iace pro crudelitate sua disrumpere sit excomunicatus et anathematizatus et omnino separatus a toto Dei consortio si sit de meo genere ual de alio. Amen, amen, amen. Fíat, fiat, fíat. Facta carta in anno ab Incarnationis Domini nostri Ihesu Christi, era T.C. Si analizamos el trazado del ensanche, la ciudad regia que rodea el palacio de la Torre del Reloj, debemos admitir con Betrán que es fruto de una planificación je- rárquica y pionera en el urbanismo medieval, articulada sobre una cruz, cuyo eje oeste-este es la calle Mayor, conducente al núcleo villano, y el meridiano el antiguo ramal de la Bola (calles Zocotín y Santiago). El palacio real se emplaza al sur del cru- ce de ambos ejes, donde el antiguo ramal jacobeo se hacía oblicuo para encontrar el otro, dando lugar a una plazuela triangular. 14 PASSINI, Jean: Op. Cit. 15 BETRAN, Ramón: Op. cit.