LENGUAS MINORITARIAS Y POLÍTICA LINGÜÍSTICA... 17 costados aragoneses yen el cuarto, valenciano: el de mi abuelo paterno, emi- grado de La Alcora castellonense para asentarse como comerciante en el Bajo Aragón de Teruel, en Andorra, en el último cuarto del siglo XIX. Re- cordaba la imagen de mi padre, tan adorable para mí, al que siempre había admirado por su constante compromiso moral con el trabajo y, sobre todo, por el espíritu de servicio a sus semejantes y su lealtad a nuestra tierra y a sus gentes, lo que le costó sufrir no sólo durante la guerra civil sino muchos años después. Me veía a mí misma, educada en sus principios, tratando de dar lo mejor de mi misma en mi trabajo: ¿es posible que pudiera constituir "una vergüenza" que se me hubiera "permitido" -como se decía en una carta- escribir un artículo sobre el panorama lingüístico del Pirineo arago- nés? Evocaba a mis compañeros lingüistas, tan brillantes investigadores, tan concienzudos, y tan ilusionados, en sus estudios y en sus clases: ¿cómo podía decirse que habíamos tratado de "desprestigiar durante años nuestra lengua aragonesa a base de falsedades o de manipulaciones"? ¿Por qué se podía "dudar", "y mucho", de mi "amor a la lengua que se habló y aún habla en Aragón"? No es que "el debate estuviera servido", es que se había destapado la caja de los truenos nacionalistas y acababa de alcanzarme una chispa dolo- rosa. Una chispa, afortunadamente, sin importancia, pero, no lo olvidemos, sintomática de las mucho más terribles que ese tipo de enfrentamientos puede ocasionar. Por otra parte, la anécdota que acabo de relatar muestra un hecho conocido: el estudio de la lengua en su contexto social no sólo se emprende desde la razón y desde la objetividad, sino que a menudo implica afectivamente al lingüista. En fin, parece llegado el momento de dejar de lado las emociones y los afectos, aun cuando ello sea difícil según acabo de señalar, y abordar con serenidad el análisis sociolingüístico que nos atañe. La comparación entre mis puntos de vista y los de los firmantes de las cartas aludidas me ha suscitado algunas preguntas fundamentales respecto de la situación sociolingüística de nuestra Comunidad Autónoma. Unas se refieren a la propia situación lingüística de Aragón; otras, a las medidas de política lingüística con que abordarla. ¿Caben varias interpretaciones sobre el estatuto de las variedades lingüísticas de Aragón? ¿Con arreglo a qué cri- terios se las puede definir como lenguas, dialectos, hablas, etc.? Más en con- creto: ¿es el benasqués, por ejemplo, una variedad aragonesa, catalana o mixta? ¿Puede haber, objetivamente, variaciones tan llamativas como las se- ñaladas respecto de los datos demolingüísticos (el número de los hablantes de una lengua -en una de las cartas aludidas se cifraba en 30.000 el número de hablantes del aragonés-)? ¿Puede determinarse con procedimientos ob- jetivos el planteamiento "correcto" -o siquiera "el más correcto" entre va- rios- en relación con la situación lingüística de Aragón? ¿Puede determi-