LENGUAS MINORITARIAS Y POLÍTICA LINGÜÍSTICA... 19 igualmente que las conclusiones de los estudiosos no resulten satisfactorias para los usuarios de las modalidades implicadas: ellos pueden sostener y de- fender un planteamiento distinto, e incluso poner en ejecución, si tienen po- der para hacerlo, medidas de política lingüística que vayan en dirección con- traria a la de las que podrían derivarse de los estudios aludidos. Así, por ejemplo, la determinación de las variedades lingüísticas de Ara- gón no siempre coincide con la propuesta por mí (cf. § 1, supra): algunos fi- lólogos y lingüistas no reconocen verdaderamente hablas mixtas o de tran- sición, cuya especificidad radica precisamente en la singular combinación de rasgos propios de las variedades lingüísticas contiguas, por lo que adscriben dichas modalidades a uno de los bloques lingüísticos vecinos (aragonés o ca- talán): en relación, concretamente, con el benasqués se postula su carác ter puramente aragonés (esta es la postura que ha tenido más adeptos) o su ca- rácter catalán (aunque algunos de los más importantes filólogos catalanes han aceptado el predominio de los rasgos del aragonés en el benasqués, si bien han señalado, al mismo tiempo, que cabría igualmente argumentar en favor del peso de los rasgos catalanes en esta forma de hablaré). Podemos considerar otro ejemplo de lo que trato de ilustrar, también ubicado dentro del suelo aragonés, relativo, en este caso, a la disparidad de posturas entre los resultados de la investigación lingüística y las actitudes de los usuarios de las hablas investigadas: en la Franja Oriental de Aragón -de Castanesa a Peñarroya- tanto los lingüistas aragoneses como los catalanes hemos identificado una continuidad de variedades lingüísticas de filiación catalana, adscribibles más concretamente al catalán occidentals; sin em- bargo, son muchos los hablantes de las tierras aragonesas aludidas que se niegan a denominar a su forma de hablar como "catalán" y a reconocer que lo que hablan es "catalán" (es cierto, con todo, que esas posturas están rela- cionadas predominantemente con la edad y con el nivel de instrucción de los habla ntes)6. (Ejemplos sobre la disparidad de puntos de vista en torno a la identidad de una determinada variedad lingüística se pueden multiplicar en todo el Es la postura de J. Coromines, por ejemplo (cf. Martín Zorraquino et al. 1995: 17, n. 10). Un plan- teamiento análogo al propuesto aquí sobre las variedades mixtas aludidas se ofrece también en Martín Zo- rraquino y Enguita (2000); cE, asimismo, Martín Zorraquino y Fort (1996). Véase igualmente Giralt (1998), para algunas hablas literanas, y Saura (2000: 79 y ss.) , para el benasqués. Para el benasqués hay que recono- cer. además, que se han elaborado trabajos rigurosos sobre su estatuto y características (como la tesis del Dr. Saura Rami). y que existe una creciente producción literaria en dicha variedad, además de un interés cada vez más acusado por su aprendizaje y enseñanza. Cf. Marta Zorraquino et al. (1995), donde puede consultarse una amplia bibliografía. revisada y co- mentada en el capítulo primero de la obra. Ce Buesa (1980), y véase, con referencia a correlaciones sociolingüísticas, Martín Zorraquino et al. (1995).