I69 EL ESCUDO DE AROIGÓ11 del reino está precisamente en la unión política de los antiguos territorios pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, llevada a cabo por Ramiro I, el primer so- berano de Aragón, hijo de Sancho III el Mayor de Na- varra, que a su muerte, en 1035, lo instituyó en su he- redero parcial. Los hijos de Ramiro I ya se titularon formalmente reyes. Junto a su significación jeroglífica el Árbol de Sobrarbe conmemora un hecho de armas, igual de legendario o dudoso que tantos otros de su especie, atribuidos a los cristianos que, desde comien- zos del siglo VIII, en todo el norte de Hispania consti- tuyeron núcleos articulados de resistencia y supervi- vencia frente al avance del Islam. La versión más común y, en el siglo XVI, oficial del suceso es la. re- dactada por Jerónimo Blancas, sucesor de su homóni- mo Zurita y segundo cronista del reino de Aragón por decisión de sus Cortes. Según el cronista zaragozano, cuando los cristianos del Pirineo aragonés ni siquiera dominaban Jaca habían logrado arrebatar a los musul- manes el lugar de Aínsa o L'Aínsa, aunque en precario. Acosados por fuerzas superiores, «dábanlo ya todo por perdido, y se imaginaban marchar a la muerte cuando, según cuentan, apareció en los aires una cruz. roja so- bre verde encina en campo de oro» bajo cuyo amparo triunfaron en el combate. Secuela directa fue que «de este suceso se llamó aquel país Reino de Sobrarbe; y la cruz celeste sobre el árbol, fue en lo sucesivo el es- cudo de armas del mismo Reino de Sobrarbe, del.rey y sus descendientes, brillando como florón resplande- ciente de la dignidad realu'. Luego se dirá por qué el emblema de Sobrarbe ocupa el lugar más honorable en las armas de Aragón. LA CRUZ DE ÍÑIGO ARISTA De azur, una cruz patada, aguzada en su brazo in- ferior, de plata, adiestrada en el cantón del jefe. La cruz patada de argén sobre azur o Cruz de Íñigo Arista, según la tradición aragonesa, procede de un hecho de armas semejante al anterior, protagonizado por aguerridos montañeses cristianos que luchan con- tra musulmanes superiores en número, pero en el que hay un protagonista individual, a diferencia (nada ca- Blasón de Aragón. Fachada del Ayuntamiento de Tarazona, siglo XVI. sual) del protagonista colectivo de la batalla de Aínsa. Jerónimo Zurita 3 cuenta lo que era común creencia en su tiempo: que Arista «fue natural del condado de Bi- gorra; y por ser muy animoso y valiente en las armas y muy feroz en acometer a los enemigos en las batallas le pusieron nombre de Arista. Y fue el primero que bajó de las montañas a lo llano de Navarra y ayuntó grandes compañías de gentes para hacer guerra a los moros: y por su extremado valor fue elegido por rey de Pamplona [... ] Del rey Íñigo Arista se escribe haber sido el primero que trajo en sus sobreseñales y armase por devisa el escudo en campo azul con una cruz de plata al canto dél, por habérsele aparecido en el cielo en una batalla que tuvo con los moros». De donde toma pie Zurita para enlazar con hechos documenta- dos: «Las armas antiguas de los reyes de L.. ] Aragón fueron el escudo de la cruz de plata en el campo azul». Lo que era doctrina oficial en tiempos de Pedro IV, BLANCAS, Jerónimo, Aragonum rerum commentarii, Zaragoza, 1588, p. 29. ' ZuRrrA, Jerónimo, Anales de Aragón, Zaragoza, 1562, I, 5.