El rey de Aragón se dirige hacia la muralla de una ciudad precedido de un infante que porta el estandarte con el señal real compuesto por dos palos verticales. El monarca viste una sobrecota con el señal real al igual que las gualdrapas del caballo. Pinturas de la torre del homenaje del castillo de la Orden de Calatrava en Alcañiz (Teruel). Mural ejecutado en el primer cuarto del s. XIV. La residencia de los reyes en Zaragoza frie frecuentísima, lo mismo que los fastos de las juras y coronaciones de los miembros de la Casa (te Aragón. Zurita (Anales X, LXIX), por ejemplo. describe la de Martín 1 el humano, en la que se. exhibieron los habituales símbolos según el ceremonial de costumbre: Tras el marqués de I ¡llena seguían don Antonio de luna y el comendador ele Atontes() que llevaban la bandera real y la de San Jorge delante del rey: luego iba el almirante don Juan de Cardona. que tenía la espada del rey: y él iba luego en un caballo blanco, y cabo él a pie iban los condes y barones ,y caballeros y los mensajeros de las ciudades; y a las espaldas del rey iba mosén Pedro Torrellas que llevaba cl estandarte real y cl escudo y yelmo (..) "° Así la llama el Ceremonial de consagración y coronación de los Reyes de Aragón, de Pedro IV, ms. R.14.425 de la Fundación «Lázaro Galdiano«. "' Pedro de Ayerbe y Pedro y Jimeno Cornel presentan a Cuea'ín ele Arnplepuis, gobernador de Navarra, las condiciones bajo las cuales admitirían a Carlos de lijo(' como rey de Aragón, si tales condiciones son aprobadas, además por el legado Pontificio. Archivo General de Navarra. Cominos, Cj. 4, núm. 68; recogido íntegramente por L. González Antón, Las Uniones aragonesas y las Corles del Reino (1283-1301). II. Documentos, Zaragoza. 1975. págs. 367-371: la cita en 369. Con el tiempo y por una identificación con el poder y el deseo de asumir la correspondiente cuota del mismo, a la par que la necesidad de fortalecer la dinastía o el sistema por parte de los monarcas, la seña de identidad familiar del soberano, muy vista y apreciada en Aragón y, sobre todo, en Zaragozarr3, cabeca del refino de Aragón 1", irá siendo asumida por los sectores representativos del reino. Cuando tres nobles aragoneses se ofrecen a reconocer como rey de Aragón a Carlos de Anjou, en un docum ento del 24 de junio de 1288, dicen en uno de sus puntos: Item quod dictus Rex Aragonum habeat semper in scuto, vexillo, szgillis ac aliis locis omnibus ubi si gna sua pingenda seu menda sint, signum rregni Aragonum, scilicet: bastones, unum aureum et alium rrubeum, ¡zullo alío signo eisdem apponito vel adiunctor2r.