182 intitulase dona Petronila su mujer reina; y que las armas reales fuesen las de los condes de Barcelona que son cuatro bastonees rojos ere campo de oro; y en la guerra se llevase el estandarte real por un ricohombre de Aragón. I.o primero está muy averiguado que el conde nunca usó sino de título de conde de Barcelona y príncipe de Aragón; y la reina —puesto que en lo que yo he podido descubrir nunca se ocupó en la administración y gobierno del reino— tuvo siempre el título y nombre real. En lo que tuca al traer las armas ele los condes de Barcelona, no lo tengo por muy cierto: antes he visto algunos sellos y devisas antiguas de los reyes de Aragón desde el tiempo del rey don Pedro [111 nieto del conde de Barcelona, que eran de las armas que tuvieron los reyes sus antecesores; y se dice haberlas tomado después de la batalla de Alcor al., cuando fue ganada Huesca de los moros, que son la cruz roja en campo de plata con las cuatro cabezas (de ~rol; no em- bargante que se preferían como más principales las de Cataluña por descender los reyes por línea ele varón de aquellos príncipes». II. LA HISTORIA 1. El árbol de Sobrarbe con la cruz El Reino de Sobrarbe, en la tradición local, fue la cuna de las famosas «libertades» aragonesas. Allí habrían surgido los fueros que exigían del rey su cumplimiento y lo hacían un «primas inter pares», susceptible de deposición si no cumplía lo pactado. En lo que ahora interesa, baste decir que nunca existió tal reino suprar- biense. Sobre tal cosa no tienen duda ninguna los historiadores. Como escribiera J. M. Lacarra, «si para los siglos IX y X contamos en Ribagorza con una documentación relativamente abundante —y con un excelente estudio de la misma por don Ramón de Abada)—, de Sobrarbe no nos ha [legado documentación de nin- guna clase. De aquí que haya sido campo adecuado para toda clase de fantasías históricas. Parece seguro que la ocupación mu- sulmana de Sobrarbe alcanzó hasta Boltaña...» Los historiadores aceptan unánimemente que el escudo del Sobrarbe sea de la clase llamada «tipo parlante». En efecto, la cruz «sobre árbol» da el nombre de «Sobrarbe». Y el territorio se llama de ese modo por la causa que apunta perspicazmente Zurita: porque está sobre la Sierra de Arbe. No se conoce ningún ejemplar de este tipo heráldico hasta muy entrado el siglo XV, en momentos en que los aragoneses necesitan, frente a la presión de la monarquía autoritaria, dar fuerza y antigüedad a su sist ema foral. En la leyenda que se forja en torno al mítico reino de Sobrarbe y sus fueros y libertades, éste resulta incluso anterior a la existencia