CREACIÓN Y DESARROLLO DE LA CORONA DE ARAGÓN 203 los musulmanes hizo que la vieja metrópoli tarraconense quedase sin cabeza residencial de sus metropolitanos45. Por eso desde los momentos de la reorganización eclesiástica de la segunda mitad del siglo VIII, las sedes hoy catalanas dependieron del metropolitano de Narb ona (Francia), aun cuando existieron movimientos para independizarse, como los de Sclua (fines del siglo IX) y Cesáreo (del monasterio de Santa Cecilia de Montserrat), que quiso restaurar la sede tarraconense en Vich (970). Tarragona sólo se reconquistaría a finales del siglo XI, quizás con motivo de la «Primera Cruzada» (1095). La figura fundamental en la paulatina reorganización tarraco- nense en este caso fue san Olegario, que era obispo de Barcelona, y que aparece en Zaragoza con motivo de la defensa de la ciudad, como se ha señalado antes. El 21 de marzo de 1118 era trasladado san Olegario desde el obispado de Barcelona a la antigua metropolitana de Tarragona, donde murió en 1137. No es del caso seguir anualmente la serie de donaciones en favor de Tarragona recibidas desde Roma. El año 1154 el papa Anastasio IV remitía al obispo de Tarragona Bernardo Tort un privilegio solemne, en el que le otorgaba el título de metro- politano, la misma dignidad y el uso del palio; le confirmaba sus posesiones y le señala los obispado sufragáneos, que eran Gerona, Barcelona, Urge', Ausona (Vich), Lérida, Tortosa, Zaragoza, Huesca, Pamplona, Tarazona y Calahorra4ó. La dependencia con respecto a Narbona quedaba rota. Este un elemento clave en la formación de una identidad polí- tica: la dependencia de un mismo metropolitano de todos los obis- pados que integraban el valle del Ebro y la zona costera catalana. Dentro el mismo campo eclesiástico también tuvieron impor- tancia las reformas administrativas de las órdenes militares, como 45 La descripción sobre la Tarragona abandonada que hace al-Him9arí es triste: "Esta ciudad estaba desierta en otro tiempo, pues se encontraba en el límite de las posesiones musulmanas y cristianas. Los espinos ábundaban allí" (Cfr. AL- HIM4'ARI, Kiatb ar-rawd al-Mit "tar, trad. MAESTRO, p. 257). 46 Sobre estos puntos ver Paul KEHR, El Papat i el principat de Catalunya fins la unió amb Aragó, en "Estudis Universitaris Catalans" (Barcelona 1931), trad. por R. d'ABADAL 1 VINYALS, p. 83-84. Aragón, hasta ese momento, había dependido de Burdeos.