LITERATURA MEDIEVAL, 1 329 12252. Y desde entonces todos los historiadores hemos relacionado —sin excepción— la narración cronística con el asedio de Peñíscola de ese año. A lo más, hemos acopiado nuevos datos documentales sobre tal asedio: las cortes de Tortosa se celebraban el 28 de abril de 1225; el 13 de agosto ya asediaba el rey a Peñíscola, y persistía en octubre siguiente, si bien el día 15 de ese mes ya estaba en la población aragonesa de Quinto. Sin embargo, desde ahora me parece evidente que la narración cronística nada tiene que ver con ese asedio de Peñíscola de 1225, por dos motivos, fundamentalmente: Porque el asedio se efectuó; y según la Crónica esta expedición no se produjo. Porque en el asedio de Peñíscola está documentada la presencia de Pedro de Abones, y en la narración se dice que no pasó de Calamocha. Estras contradicciones obligan a volver sobre los acontecimien- tos que reseña. LOS PUNTOS HISTORICOS FUNDAMENTALES. En el campo histórico, los puntos fundamentales están en la cronología de dos hechos antes referidos: la fecha del asedio de Peñíscola por Jaime I de Aragón, y la fecha de la muerte de Pedro de Abones. Subsidiariamente queda el problema de si Pedro de Abones intervino en el asedio de la población mediterránea. El asedio de Peñíscola está ampliamente documentado durante el verano de 1225, y no más tarde. Todo comenzó el 28 de abril de ese año cuando en las cortes que se celebraban en Tortosa habla el rey de que "había tomado la cruz para expugnar a las bárbaras naciones y había convocado a Esparago, arzobispo de Tarragona, y a los obispos y nobles de Cataluña, para que juntos en Tortosa, le aconsejasen y ayudasen para promover el negocio de la Cruz". Tales 2 Cfr. Jerónimo ZURITA, Anales de la Corona de Aragón, edic. Antonio UBIETO ARTETA, 2 (Valencia 1967), p. 246-251. 3 Gr. Antonio UBIETO ARTETA, Orígenes del reino de Valencia (Valencia 1977), p. 33-38.