Los problemas planteados en Aragón tras el fallecimiento de Alfonso I el Batallador en septiembre de 1134 fueron importantes, ya que —por un lado— el difuntq había dejado el reino a las Ordenes Militares, cuya implantación en Aragón en esos momentos era escasísima. Por otro, era muy difícil para la mentalidad de los aragoneses concebir a quien ejerciese el poder no siendo una persona concreta. Pero a todo se unía la circunstancia de que en septiembre de 1134 sólo quedaba de la familia real el entonces obispo electo de Roda-Barbastro y antes monje en San Ponce de Tomeras, que se iba a convertir en Ramiro II el Monje (1134-1137). Pero hombre de hábitos religiosos, lo que en principio estaba en contra de facilitar el cumplimiento uno de los deberes más importantes de los reyes medievales: la obligatoriedad de contraer matrimonio canónico, con arras, para poder transmitir el reino a un futuro hijo. Todavía la escasez de documentación publicada no permite conocer con exactitud lo que ocurrió tras la muerte del Batallador y la proclamación de Ramiro II'. 1 Mucho se adelantó con la publicación del trabajo de Federico BALAGUER, La Chronica Adefonsi Imperatoris y la elevación de Ramiro II al trono aragonés, en "Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón", 6 (Zaragoza 1956), p. 7-40. Pero se ha cuestionado la autenticidad de los documentos del mes de septiembre dados en Tierrantona y Barbastro, con lo que los más antiguos auténticos serían otorgados en Huesca. Por otro lado, he revisado la fecha de uno que se atribuía a febrero y debe ser de septiembre de 1134, en el que Ramiro II señala que los de Jaca fueron los primeros que lo proclamaron rey.