se olvide— príncipe de Aragón. Las barras aparecen no sólo en su escudo y en la banderola de su lanza, sino en las gualdrapas de su montura, de manera continuada y regular. Nada hay semejante hasta esa fecha en relación con el emblema, que era el personal de los soberanos. Por ser el signo propio del rey se le llama, permanentemente, como ya se dijo, nuestro senyal reiel, signum regni nostri o cosas parecidas: es decir, que es un blasón que tienen y exhiben como reyes, no como condes. El rey concederá eI uso de su emblema a distintos lugares. Pero en la antigua cuna de su Casa seguirá reservado el primer lugar del escudo para la vieja cruz de los condes. Y así se mantiene en nuestros días. Alfonso II, primer rey de Aragón que fuera conde de Barcelona, habla, y nadie antes que él, de este signo y lo llama vexillum y sigillum nostrum, esto es, «estandarte» y «sello nuestro». Muchas cosas, además de lo dicho, apuntan a que fue este rey quien inició el uso del emblema, La versión en aragonés de la Crónica de San Juan de la Peña" dice que Alfonso mudó las armas e senyales de Aragón e prendió bastones. Está claro que prendió bastones, como prueban sus propios sellos conservados, aunque es difícil que mudase unas armas inexistentes: pero la posteridad creyó a pies juntillas que Aragón o sus reyes habían empleado algunos de los tres cuarteles tenidos por más antiguos°". El 1 de abril de 1187 hallábase el rey en Gerona donde recibió a los cónsules (regidores) comunales de Millau (Milhau), en el sur de Francia, a los que concedió el uso de su sello. Dice el privilegio: Concedimos namque sigillum commune consuliblls et communi cum suscriptione nostra et sua, et etiam vexillum nostrum, Y, desde entonces la ciudad de Milhau ha usado las armas de la casa real de Barcelona, observa Miret y Sans°°. En años sucesivos los reyes fueron concediendo parecido privilegio a otras ciudades y poblaciones. Barcelona mostró, históricamente, una gran reluctancia a usar de este emblema, porque tenía el suyo propio, típico y muy arraigado: la cruz. Hasta el siglo XIII no parece que hubieran las famosas barras echado raíces en la Ciudad Condal, Entre las pocas muestras posteriores del uso en Barcelona Umbela basilical con los colores pontificios rojo y amarillo. La forma se ha conservado en el tiempo como se puede comparar con la que aparece en los frescos reproducidos en la página 65. Pertenece a la basílica colegial desde 1377 de Santa María de Daroca (Zaragoza) y se conserva en el coro. Fue remodelada en el s. XVIII. I:d. de AI. C. Oreásicgui. pág. 76. \o es. en cambio, admisible, aun desde un espíritu etílico nada suero. una afirmación corno la de que Alfonso Il le-Yo Irleió) las 1r'rnas (le iragon. que eran el caJrnJpo blanco, la cruz verme/la con (urar) rubrras de moros. el torno las armas de Catalumw: los bastones oro el /lama, que se pace par un autor del siglo .A1. cf. ['dina. 'h;n torno...». cit.. pág. 558. tomado de Riquer. «Crónica aragonesa del siglo \1 lnalerraSacra 1arraconensiaAVII. 1911 (Barcelona, 19461. pág. 9. Ni :Atrono) II pudo dejar armas que no usaba ni exislíau. ni tomar las de Cataluña. que lambiera era inesislenle. En general, lodos los tcslimuuios de este tenor son muy lardtos } se oponen a la dorumeulación comprobable 1. a menudo. a hechos históricos positiramenle conocidos. Lo mismo sucede con el caso de Garra. que llama sena/ del condal de Barcelona a les barres gragues e ru'rmelirs (cit. en rdina, ibid., pág. 557 I) en una escenificación de sucesos ale 1160. [echa en que, corno acabamos de mostrar. los Iestimoniis son nítidos. Lectura de R. 17eufmdez ['ida ] . «Palos de oro pág. 673. °" Itinerario del veis llfonso / de l'alalruSa r 11 de lr a,ón Barcelona, 19(1.1. h'. 1 dina, Las armas de la ciudad ..., pág. 16. cita un documento de 1345 sobre una concesión soberana de mazas para los ediles barceloneses, aulorizdndoles para poder reprusenlmi en las mismas lr,,s escudos reales y el de la Ciudad. que eran distintos. corno es comprobable hasta la saciedad.