9 cómo ha de desarrollarse todo este proceso autonómico. El dilema está en saber atinar, o si podremos atinar a alcanzar lo que aspiramos el pueblo aragonés, dentro de la aspiración del pueblo español, a disfrutar y a regular este proceso autonómico. La Autonomía tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. La preo- cupación, lo que nos preocupa en estos momentos es un calibo al que no con- viene, ni incrementarle con el petróleo de las demagogias, ni tampoco enfriarlo con el frío de las apatías y de los abandonos. Hace falta ese calibo darle la aspi- ración, el aire, preciso y suficiente, para que pueda poco a poco incandescer lo nuestro. Es preciso llevar al diálogo constante, al Parlamento de la Cadiera ara- gonesa, ese calor primitivo que no podemos nosostros darle, ni las vivezas de una barricada, ni tampoco los abandonos de nuestros caciquismos o de nuestros egoismos y de nuestros clanes. Aragón pide en estos momentos claridad a nues- tros parlamentarios, y los parlamentarios vienen aquí, al Salón de Sesiones, vendrán, desfilarán, para ofrecernos el cristal de sus conocimientos, de sus prin- cipios, de sus posibilidades, de sus estudios, de su honradez, que nosostros no podemos ni desmerecer ni dudar ni discutir. Sea hoy el preámbulo el de Bolea Foradada. Escuchemos su lección, y yo pido a él, como pido a los demás com- pañeros suyos, en este difícil menester de traernos la Autonomía a Aragón, que no olvidéis cuando estéis aquí de mirar hacia arriba, donde en nuestro techo es- tá una obra de arte aragonesa. El entramado no lo hicieron dos ni tres hombres era una aspiración de un pueblo que quería ornamentar sus cielos, era la aspira- ción, la unión y la conjunción artífice de un pueblo que quería trabajar con elegancia lo suyo. Arriba lo tenéis, ayunamiento de todos. Que ese nudo, espiri- tual y material, en lo que tengais que hacer de ahora en adelante, sea eso: el es- píritu de Aragón, un Aragón que estará siempre con vosotros, siempre que no- sostros estéis con este pueblo nuestro. Nada más.